lunes, 31 de marzo de 2014

Vamos a llamarla Maria

Hoy he estado hablando con esa mujer maravillosa de la que ya he comentado algo en mi primer post y a la que llamaré María.
No sabía lo que echo de menos ese cuerpo maravilloso hasta que he empezado a hablar con ella. Bueno, no comente que esta mujer y yo lo dejamos porque ella se fue al extranjero, claro, como para no dejarlo, jajajaja.
Pues hoy me acaba de confirmar que vendrá en Semana Santa, y lo primero que se me ha pasado por la mente es que volveré a disfrutar ese momento mágico en que la poseo, porque yo a María no la follo, la poseo en el más estricto sentido de la palabra. No necesito ni atarla, ni dominarla, ni mostrar mi “superioridad masculina de macho dominante”, no necesito demostrar nada ni parecerlo,  simplemente la poseo y así lo siento, siento que es mía y que ese sexo húmedo esta así exclusivamente para que yo la pueda poseer con el mayor placer posible, que su boca está hecha para que mi miembros sienta cada movimiento de su lengua, que su garganta se ajusta perfectamente a mi glande y que su hermoso culo, grande y contundente es así únicamente por y para mí. Da igual que lo hayan disfrutado uno o miles de hombres, está ahí para mí y ella me lo hace saber sin verbalizarlo, sin decirme nada.
Porque lo mejor de esta relación pasada es que yo la siento mía y ella se siente mía, es una conexión especial, distinta a cualquier otra que haya podido tener con ninguna otra mujer, atemporal, da lo mismo que estos meses que no nos hemos visto nada más que una vez ella haya tenido una o mil experiencias o que yo haya tenido otras tantas, ella será siempre mía y lo sabe y yo lo sé. Es una “propiedad reciproca” y no hablo de matemáticas, ella sabe que es mía y también sabe al igual que yo, que yo soy suyo, lo uno implica lo otro indefectiblemente.
Nunca poseí a nadie como la he poseído a ella, sin estridencias, sin actuaciones, sin tener que hacer patente esa posesión de forma alguna, porque ella se sabe poseída y ese es su placer y yo siento esa posesión.
Por eso a ella no la follo, la poseo.

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