lunes, 24 de febrero de 2014

La espera.

Si, la espera; es ese camino que ha de recorrerse inevitablemente desde que se gesta una ilusión, una fantasía, un deseo, hasta la consecución del sueño deseado.

Como estáis viendo, me dedico a expresar obviedades …, pero siendo obviedades, matizan todo lo que uno desea y quiere sentir o experimentar. Se perfila en la imaginación todo un cúmulo de escenas que hacen que uno sienta casi cada momento de esa aventura que se acaba de planificar a groso modo.

Esto es como un viaje al otro lado del mundo, se hace una o dos veces en la vida si es que se hace alguna y cuando lo piensas y empiezas a planificar te das cuenta de todas las cosas que te quieres ver y experimentar, y empiezas a trazar un detallado itinerario que te llevará a volver a casa con el convencimiento de que has tenido una experiencia completa y plena. En este caso, aunque el proceso es similar, hay mucho más, porque sabes que tu imaginación es solo una parte del “viaje”, tampoco tienes los vuelos de ida y vuelta y no sabes qué día te vas y que día regresas.; Aquí hay otras 2 mentes con sus propios deseos y fantasías. Tampoco sabes cuando empezará el viaje y cuándo acabará, solo tienes unos datos mínimos que son solo deseos, intenciones…. Y todo eso genera ansiedad, porque sabes que lo empezaras en algún momento y sabes que muy posiblemente tendrás que comenzar varias veces ese viaje hasta que encuentres ese destino que te llena y te complace, pero también genera ilusión por lo que vas a vivir. Hay veces que tienes varias parejas al otro lado del correo o del teléfono con las que estás hablando y con las que todo parece ir bien y de repente desaparecen una a una sin una simple explicación o un “no me interesa” o “hemos encontrado a nuestro corneador”, otras no tienes a ninguna y ardes en deseos  de tener alguna para al menos intercambiar opiniones.

Pero esto es así, hay que armarse de paciencia y no flaquear. Una pareja que desaparece de tu correo reaparece contestando a otro anuncio que has puesto en otro lugar y tú te preguntas ¿Qué paso?, si hablamos y yo era lo que ellos buscaban y ellos lo que yo buscaba, desaparecen y vuelven al mismo sitio.

Otras veces te encuentras un contacto que ni siquiera tiene la delicadeza de responder a tu correo, se te queda cara de tonto pensando “a ver, yo pongo un anuncio, ellos contestan y ahora ni siquiera me responden con una disculpa aunque sea inventada con un mínimo de educación”.

Otras directamente no te interesan a ti, hace poco un aspirante a cornudo casi me dice que como su mujer no parece que este convencida del todo, que la fuerce, increíble, yo no daba crédito, poco menos que me estaba ofreciendo violar a su mujer para sentirse un cornudo… Allá cada uno con sus decisiones, pero conmigo que no cuenten para realizar actos no consentidos perfectamente denunciables y con pena de cárcel. Y es que en este estilo he encontrado ya varios.

Y creo que es imprescindible parar aquí y hacer públicos una serie de principios que estimo básicos en cualquier relación, ya sea esta del tipo que sea, mucho más si cabe en una relación que como esta, entra en la intimidad más oculta de las personas:

  • Yo no voy a hacer nada a nadie que no quiera. Puedo aparecer dentro de algún tipo de jugada de él que pueda propiciar la entrega de su esposa, pero desde luego, yo no la tomaré por las bravas.
  • El cornudo consentidor ofrece a su mujer a un hombre que la satisfaga mejor que él, a partir de ahí el corneador es el “señor de la casa”, así de simple, el cornudo tendrá que dar un paso atrás para que sea el nuevo macho alfa quien decide que se hace con la “hembra”, cuando y como y siempre con consentimiento de esta.
  • La mujer del cornudo consiente y alienta esta situación convirtiéndose en cómplice del corneador en los juegos que este plantee y a su vez, plantea experiencias como conocedora del cornudo cuando el fin de la experiencia en ese momento sea la humillación del cornudo. En mi caso, en el que mi deseo es que la mujer a su vez tenga ese toque de sumisión, la primera faceta de complicidad en mis juegos tiene además una connotación especial al hacerlo con sumisión y dedicación a su macho.

Estos principios, al menos inicialmente, son básicos porque deben establecer la confianza en una relación que debe durar mucho tiempo y que pueden, y solo digo pueden,  desencadenar muchos sentimientos de muy diverso tipo. Con posterioridad y dependiendo de ese conocimiento adquirido puede que alguno de ellos se relaje, por ejemplo si descubres que la hembra tiene fantasías de violación puedes montar algo especial para ella que incluya algo de forcejeo, en fin, es cuestión de ver, hablar y decidir.

Llegados a este punto, creo que es necesario plantear cual es el principio “natural” de este tipo de relación y digo natural porque no deja de ser una expresión de la naturaleza, del instinto animal que todos llevamos dentro. La explicación es muy simple, ¿alguien ha visto un documental de lobos?. Pues bien, ahí hay un grupo de hembras y de machos y hay un macho dominante que es quien rige el destino de la manada; el que procrea es el macho alfa, nunca un macho de rango inferior, los machos de rango inferior cuidan de la manada, pero nunca procrean ni deciden. Este es el principio que rige este tipo de relación. Todos y cada uno de los miembros de la manada se someten al macho alfa, ¿y quién es el macho alfa?, pues obviamente el corneador: 
  • Cornudo, como macho de rango inferior, su deber es en todo momento procurar la felicidad del macho alfa, para ello preparará a la hembra tal y como le gusta al macho dominante y estará allí para ayudar a lo que se precise o no a deseo del macho dominante. Siempre guardará el máximo respeto por el macho que copula con su mujer.

  • Hembra, quizá me gusta más que zorra, porque carece del significado peyorativo de esta. Como hembra de la manada, su deber es satisfacer al macho alfa y procrear los vástagos de este. Obviamente esto es decir mucho y esto último sería llevar la fantasía a sus últimas consecuencias. Si es cierto que su objetivo debe ser el de satisfacer plenamente al macho dominante de forma que este no tenga que buscar nuevas hembras y para ello deberá ser lo que quiera el macho que sea.

  • Corneador, que es el macho alfa. Su objetivo es tener a raya al macho de menor rango, ser el señor de la manada y procrear. Deberá tener satisfecha a la hembra de forma que esta no necesite más machos de la misma forma que será la hembra la responsable de “fidelizar” al macho alfa. Su palabra será ley y sus deseos serán ordenes, podrá exigir lo que desee del resto de miembros de la manada. Dicho esto así pareciera que el corneador es el amo en una relación BDSM; y realmente eso es lo que debe ser, claro que sin dolor o castigos físicos.

Realmente esta es la idea de una relación con un matrimonio de cornudo y su mujer, esa es mi idea de como debe ser y eso es lo que pretendo encontrar.


Bueno, supongo que después de leer todo esto me imaginareis como un ogro machista que desprecia a las mujeres y bla, bla, bla. Normal, yo lo he releído y me he sentido en la obligación de aclarar algunas cosas.
La primera es que aquí hablo de una concepción del sexo y de las relaciones sexuales, nada más. De hecho uno de los problemas que me creaba el tema del BDSM es precisamente ese, que asume que la mujer conceptualmente es inferior al hombre en todos los ámbitos (bueno, no es exactamente así, pero en la práctica es ese el concepto que muchos aplican), algo para mi inaceptable.

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